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Por: Aram Ahronian |
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El
triunfo bolivariano es un aliento para aquellos que en Latinoamérica y el
mundo buscan salida a la crisis del neoliberalismo: sí se puede luchar
contra el capitalismo. “Venezuela ha cambiado. La lucha de clases
(ocultada por la historia tradicional) que se inició desde el mismo siglo
XVI, hoy día está culminando: la antigua hegemonía de la cultura burguesa
está siendo suplantada por una contrahegemonía de la clase popular”,
dice el historiador y antropólogo Mario Sanoja Obediente. Seguramente
el análisis de los guarismos compruebe que la oposición derechista y
ultraderechista del pasado ha logrado calar sectores de las clases medias e
incluso a sectores populares. Sectores que gracias a la Revolución
Bolivariana no tienen como preocupación principal comer, acceder a la
educación y a la salud y tener techo propio. Entre
los logros en los 14 años de gobierno bolivariano, se pueden sumar la
reducción de la pobreza y del desempleo, la eliminación del analfabetismo,
la consecución de un alto nivel de desarrollo humano, un acceso gratuito al
sistema de salud y a una red eficiente de alimentos, y la ubicación del país
como el quinto en matrícula universitaria. Hoy
las preocupaciones de muchos son las de las clases medias urbanas
latinoamericanas: la inseguridad, la corrupción y la ineficiencia e
ineficacia del aparato burocrático. Jesse Chacón, ex ministro del Interior
y ahora director de una encuestadora, señala que en Venezuela el contrato
social se rompe en el ’89, con el Caracazo, cuando la tasa de homicidios
por cada 100 mil habitantes estaba en 6. En una década pasó de seis a 37 y
en 2009 estaba en 44. “El
Estado creyó algo que no es cierto: si disminuyes la pobreza, disminuye la
violencia. Del ’99 al 2009 la pobreza se redujo a la mitad y la pobreza
extrema del 27 por ciento bajó al siete por ciento, sin embargo, la
violencia no decreció. Las medidas neoliberales de los noventa
desarticularon la estructura social. Es un tema de veinte años de deterioro
del campo simbólico que no se resuelve fácilmente”, indicó Chacón. Del
análisis de los resultados saldrá también el rumbo que emprenderá el
nuevo período –el tercero- del gobierno bolivariano bajo la conducción
de Hugo Chávez, porque en el aparato existe una tendencia dispuesta a
negociar con la oposición de derecha. El
propio Chávez –siempre magnánimo en la victoria- dijo dos días antes de
las elecciones: “Yo estoy dispuesto a abrir las compuertas, estas puertas
de Miraflores, a tomar nuevas iniciativas de diálogo, a nombrar comisiones
de diálogo con los distintos sectores de la vida económica (…) El
socialismo del siglo XXI es democracia. Nosotros no estamos hablando de la
dictadura del proletariado; no”. Hay
muchos perdedores. Entre ellos, la prensa comercial nacional e internacional
que, cartelizadamente, quisieron crear un clima de violencia y de eventual
fraude. La oposición no tendrá derecho a quejarse (aunque sin duda lo hará),
pues controla la gran mayoría de los medios de información de masas, que
mienten, manipulan, insultan e intentan imponer imaginarios colectivos
virtuales, bien alejado de la realidad real. El
civismo fue absoluto, la violencia no apareció en ningún rincón del país
durante el acto electoral. Uno de los mayores triunfos del bolivarianismo es
haber convertido al ciudadano en sujeto de política (tradicionalmente fue
objeto), como eslabón imprescindible para soñar con una democracia no
declamativa sino participativa. La
próxima batalla Asegura
el sociólogo argentino-mexicano Guillermo Almeyra que la campaña de Chávez
fue antes que nada de aparato y reforzará, por lo tanto, al aparato
chavista, que está muy por detrás del radicalismo del presidente. “Eso
es particularmente peligroso en el caso de que en las futuras elecciones del
16 de diciembre (de gobernadores de los estados) la oposición burguesa
consiga aprovechar el desprestigio de los candidatos chavistas para
conquistar el control de posiciones claves en el aparato estatal que hoy están
en manos del gobierno”. Seguramente
retornará a los medios comerciales el tema de la enfermedad del presidente
(su rendimiento, su eventual incapacidad), buscando la desestabilización,
quizá el camino antidemocrático que una buena parte de la oposición no ha
archivado aún, sabiéndose incapaz de acceder al poder por las vías
electorales . En esta revolución bolivariana, Chávez no solo tiene el rol
protagónico sino un papel irremplazable y hoy por hoy no hay sucesor ni
plan posChávez. La
elección de gobernadores, a su vez, estará marcado por el resultado de las
elecciones en Estados Unidos y enmarcada por la crisis del neoliberalismo a
escala mundial. Algunos expertos alertan que una caída de la producción
mundial reducirá el precio del petróleo y, por lo tanto, dificultará los
planes sociales y económicos del chavismo en Venezuela, en la Unasur, el
Mercosur y un encarecimiento de los alimentos que el país importa. “Con
Estados Unidos estamos siempre dispuestos a mejorar las relaciones (…)
ojalá con el próximo gobierno y ojalá sea el de Obama, como ya lo dije,
podamos nosotros rehacer el diálogo con los Estados Unidos”, señaló el
presidente Chávez este sábado. Destacó
asimismo que Venezuela tiene una gran relevancia en el mundo, pues es la
primera reserva de crudo del planeta. "Cuando se acabe el petróleo en
casi todo el mundo, que podría ocurrir quizá a finales de este siglo
(...), quedarán cinco países todavía con reservas importantes: Rusia, Irán,
Arabia Saudí, Irak y Venezuela", detalló. "Esto da a Venezuela
una importancia especial desde hace un siglo", agregó. Recordó,
asimismo, que todos los presidentes del país que pretendieron tomar las
riendas del negocio petrolero fueron derrocados: Cipriano Castro, Isaías
Medina, Carlos Delgado, Rómulo Gallegos y él mismo. "La causa
fundamental: el petróleo, porque los países poderosos de Occidente
necesitan ese petróleo”. Señaló
que su gobierno también es adversado desde Occidente porque representa
"lo que algunos llaman el mal ejemplo de Venezuela", es decir,
"un país que es capaz de levantarse" contra el neoliberalismo.
"Hemos demostrado muchas cosas sin el Fondo Monetario Internacional
(FMI), el Banco Mundial (BM), libres y soberanos, y acosados por todos esos
poderes", comentó. La
oposición La
nueva caída significará que nuevos reacomodos se producirán en la oposición
venezolana, antes o después de las elecciones de gobernadores, luego del
giro táctico producido tras la caída en las presidenciales de 2006, con el
abandono –al menos discursivo- de la vía violenta y la adopción de una
estrategia anclada en la dura crítica de la gestión de gobierno, y la
reapropiación de algunas de las principales ideas-fuerza del chavismo
originario. Seguramente
el nuevo discurso se base en la necesidad de reconciliación nacional, que
cuenta con el agrado del Departamento de Estado estadounidense, de ONGs
internacionales o trasnacionales e, incluso, con el beneplácito de sectores
académicos y una parte de la dirigencia chavista. En
tiendas chavistas el desafío será avanzar en el proyecto hacia el
Socialismo del Siglo XXI, lo que supone la necesidad de una nueva forma de
hacer política, eliminando de cuajo la “dedocracia” y la representación,
para avanzar en la participación popular y protagónica, que incluye, sin
lugar a dudas, la elección de las candidatos desde el poder comunal, desde
las bases.
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FUENTE: http://alainet.org/active/58577
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