Conozco
bien a Chávez; nadie como él sería más renuente a derramar la sangre
entre venezolanos y colombianos, dos pueblos tan hermanos como los cubanos
que viven en el este, el centro y el extremo oeste de nuestra Isla. No
tengo otra forma de expresar el grado de hermandad que existe entre
venezolanos y colombianos.
La
calumniosa imputación yanki de que Chávez planea una guerra contra
la vecina Colombia llevó a un influyente órgano de prensa colombiano a
publicar el pasado domingo, 15 de noviembre, bajo el título de
“Tambores de guerra”, un despectivo e injurioso editorial contra
el Presidente venezolano, donde se afirma entre otras cosas que
“Colombia debe tomar con toda seriedad la que constituye la más grave
amenaza a su seguridad en más de siete décadas pues esta proviene de un
Presidente que, además, es de formación militar…”
“La
razón -prosigue- es que cada vez son mayores las posibilidades de una
provocación que puede ir desde un incidente fronterizo hasta un ataque
contra instalaciones civiles o militares en Colombia.”
Más
adelante el editorial añade como algo probable “…que Hugo Chávez
intensifique sus ataques contra los ‘escuálidos’ -remoquete con el
que identifica a sus opositores-, y trate de sacar del poder municipal o
regional a quienes lo contradicen. Ya lo hizo con el alcalde de Caracas…
y ahora quiere intentarlo con los gobernadores de los estados fronterizos
con Colombia, que rehúsan someterse a su férula… Un choque con fuerzas
colombianas o la acusación de que elementos paramilitares planean
acciones en territorio venezolano puede ser la excusa que necesita el régimen
chavista para suspender las garantías constitucionales.”
Tales
palabras sirven solo para justificar los planes agresivos de Estados
Unidos y la burda traición a su Patria de la oligarquía y la
contrarrevolució
n en Venezuela.
Coincidiendo
con la publicación de ese editorial, el líder bolivariano había escrito
su artículo semanal “Las líneas de Chávez”, en el cual enjuicia la
impúdica concesión de siete bases militares a Estados Unidos en suelo de
Colombia, un territorio que posee 2 050 kilómetros de frontera con
Venezuela.
En
ese artículo, el Presidente de la República Bolivariana, explicó con
valentía y lucidez su posición.
“…lo
dije este viernes en el acto por la paz y contra las bases militares de
Estados Unidos en suelo colombiano: estoy en la obligación de llamarlos a
todos y todas a prepararnos para defender la Patria de Bolívar, la Patria
de nuestros hijos. Si no lo hiciera, estaría cometiendo un acto de alta
traición… Nuestra Patria es hoy libre y la defenderemos con la
vida. Venezuela nunca más volverá a ser colonia de nadie: nunca más
estará de rodillas frente a invasor o imperio alguno… el gravísimo y
trascendente problema que tiene lugar en Colombia no puede pasar
inadvertido por los gobiernos latinoamericanos…”
Más
adelante añade conceptos importantes: “…todo el arsenal bélico
gringo, contemplado en el acuerdo, responde al concepto de operaciones
extraterritoriales… convierte al territorio colombiano en un gigantesco
enclave militar yanki…, la mayor amenaza contra la paz y la seguridad de
la región suramericana y de toda Nuestra América.”
“El
acuerdo… impide que Colombia pueda ofrecerle garantías de seguridad y
respeto a nadie: ni siquiera a los colombianos y colombianas. No puede
ofrecerlas un país que ha dejado de ser soberano y que es instrumento del
‘nuevo coloniaje’ que avizorara nuestro Libertador.”
Chávez
es un verdadero revolucionario, pensador profundo, sincero, valiente e
incansable trabajador. No llegó al poder mediante un golpe de Estado. Se
sublevó contra la represión y el genocidio de los gobiernos neoliberales
que entregaron los enormes recursos naturales de su país a Estados
Unidos. Sufrió prisión, maduró y desarrolló sus ideas. No llegó al
poder a través de las armas a pesar de su origen militar.
Tiene
el gran mérito de haber iniciado el difícil camino de una Revolución
social profunda partiendo de la llamada democracia representativa y la más
absoluta libertad de expresión, cuando los más poderosos recursos mediáticos
del país estaban y están en manos de la oligarquía y al servicio de los
intereses del imperio.
En
solo 11 años, Venezuela logró los más altos avances educacionales y
sociales alcanzados por un país en el mundo, a pesar del golpe de Estado
y los planes de desestabilizació
n y descrédito impuestos por Estados Unidos.
El
imperio no decretó un bloqueo económico contra Venezuela -como hizo con
Cuba- tras el fracaso de sus golpes sofisticados contra el pueblo
venezolano, porque se habría bloqueado a sí mismo dada su dependencia
energética del exterior, pero no ha renunciado a su propósito de
liquidar el proceso bolivariano y su generoso apoyo en recursos petroleros
a los países del Caribe y Centroamérica, sus amplias relaciones de
intercambio con Suramérica, China, Rusia, y numerosos Estados de Asia, África
y Europa. La Revolución Bolivariana goza de simpatías en amplios
sectores de todos los continentes. Duele especialmente al imperio sus
relaciones con Cuba, después de un bloqueo criminal contra nuestro país
que ha durado ya medio siglo. La Venezuela de Bolívar y la Cuba de Martí,
a través del ALBA, promueven nuevas formas de relaciones e intercambios
sobre bases racionales y justas.
La
Revolución Bolivariana ha sido especialmente generosa con los países del
Caribe en momentos sumamente graves de crisis energética.
En
la nueva etapa que vivimos, la Revolución en Venezuela se enfrenta a
problemas enteramente nuevos que no existían cuando, hace casi
exactamente 50 años, triunfó en Cuba nuestra Revolución.
El
tráfico de drogas, el crimen organizado, la violencia social y el
paramilitarismo, apenas existían. En Estados Unidos no había surgido
todavía el enorme mercado actual de drogas que el capitalismo y la
sociedad de consumo han creado en ese país. Para la Revolución, en Cuba
no significó un gran problema combatir el tránsito de drogas e impedir
su introducción en la producción y consumo de las mismas.
Para
México, Centroamérica y Suramérica estos flagelos significan hoy una
creciente tragedia que está lejos de haber superado. Al intercambio
desigual, el proteccionismo y el saqueo de sus recursos naturales, se
sumaron el tráfico de drogas y la violencia del crimen organizado que el
subdesarrollo, la pobreza, el desempleo y el gigantesco mercado de drogas
de Estados Unidos han creado en las sociedades latinoamericanas. La
incapacidad de ese país imperial y rico para impedir el tráfico y
consumo de drogas, dio lugar en muchas partes de América Latina al
cultivo de plantas cuyos valores como materia prima para las drogas
superaban muchas veces el de los demás productos agrícolas, creando gravísimos
problemas sociales y políticos.
Los
paramilitares de Colombia constituyen hoy la primera tropa de choque del
imperialismo para combatir la Revolución Bolivariana.
Por
su origen militar, precisamente, Chávez conoce que la lucha contra el
narcotráfico es un vulgar pretexto de Estados Unidos para justificar un
acuerdo militar que responde por entero a la concepción estratégica de
Estados Unidos al finalizar la guerra fría, para extender su dominio del
mundo.
Las
bases aéreas, los medios, los derechos operativos y la impunidad total
otorgada por Colombia a militares y civiles yankis en su territorio, no
tienen nada que ver con el combate al cultivo, la producción y el tráfico
de drogas. Este constituye hoy un problema mundial; se extiende ya no solo
por los países de Suramérica, sino también comienza a extenderse al África
y otras áreas. Reina ya en Afganistán, a pesar de la presencia masiva de
las tropas yankis.
La
droga no debe ser un pretexto para establecer bases, invadir países y
llevar la violencia, la guerra y el saqueo a los países del Tercer Mundo.
Es el peor ambiente para sembrar virtudes ciudadanas y llevar la educación,
la salud y el desarrollo a otros pueblos.
Se
engañan los que creen que dividiendo a colombianos y venezolanos tendrán
éxito en sus planes contrarrevolucionar
ios. Muchos de los mejores y más humildes trabajadores en Venezuela son
colombianos, y la Revolución les ha llevado educación, salud, empleo,
derecho a la ciudadanía y otros beneficios para ellos y sus seres más
queridos. Juntos, venezolanos y colombianos defenderán la gran
Patria del Libertador de América; juntos lucharán por la libertad y la
paz.
¡Los
miles de médicos, educadores y demás colaboradores cubanos que cumplen
sus deberes internacionalistas en Venezuela estarán junto a ellos!
Fidel
Castro Ruz
Noviembre
18 de 2009, 2
y 23 p.m.