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¿Continuidad o ruptura con el programa neoliberal?
Nicolás Lynch

 

Un conjunto de hechos producidos en la última semana nos dicen de la desesperación derechista por sacar la economía del próximo debate electoral. Pedro Pablo Kuczynski, próximo según parece a dejar la cartera del MEF, organiza un evento internacional, supuestamente sobre economía pero en realidad con cierto tufillo religioso, cuyo único mensaje, mismo pensamiento único, es que el modelo neoliberal no se puede cambiar. Los medios dicen que tanto Alan García como el mismo Kuczynski habrían estado negociando para ir en una plancha presidencial, aunque ellos lo desmintieron al día siguiente en esos medios. Jorge del Castillo dijo, sin que le temblara la voz, en el evento de Kuczynski, que el APRA se comprometía darle continuidad al modelo económico. ¿Qué dirá Mauricio Mulder al respecto? Augusto Alvarez Rodrich señala, sin mencionar la fuente, que únicamente “cierta izquierda” no estaría por la continuidad neoliberal y que sus propuestas son “disparates”. Definitivamente hay una operación en curso que busca imponer, como ya dijimos, una agenda al debate electoral, en la que la no debe estar el modelo económico.

            Esta necedad reaccionaria tendría algún sentido si a la economía le fuera bien en este país. Y claro, a los seguidores a pie juntillas de la forma neoliberal de ver las cosas, les basta con el crecimiento tenido en los últimos años, sin analizar su composición, para decir que la economía marcha bien. No importa que no produzca empleo, que continuemos con una pobreza mayor que hace veinte años y con la desigualdad social, verdadera bomba de tiempo en el Perú, peor también que dos décadas atrás. En economía este gobierno es un fracaso como lo fueron en su tiempo Fujimori y Montesinos. Y la principal razón para la frustración democrática que vivimos en la actualidad es la continuidad con el programa económico neoliberal que en su momento impuso la dictadura de la década pasada. No caben aquí los artilugios de algunos expertos, como Enrique Iglesias del BID, que recomiendan salvar lo bueno y cambiar lo malo. Estamos como estamos porque ha habido un enfoque económico malo, punto. Desde un nuevo enfoque podremos rescatar las bondades de la economía de mercado para ponerla al servicio del desarrollo de nuestros países, no al revés.

            Los disparates que le preocupan a Alvarez Rodrich no son otra cosa que la necesidad urgente de desarrollar al Perú para que sus habitantes tengan trabajo digno y no sigamos con esas estadísticas oprobiosas que señalan que un 77% de limeños se irían del país si pudieran hacerlo. La situación actual la ha causado el modelo neoliberal, bajo dictadura y democracia, no ningún populismo o heterodoxia que se nos pudiera ocurrir. Además, no se trata de ninguna fórmula mágica que pase por alguna cabeza caliente. Con matices, Argentina, Brasil, Venezuela y Chile, desarrollan políticas de mercado con un profundo contenido social y se distancian de entender la economía exclusivamente como negocios rápidos para los amigos de turno.

            Es curioso, pero los medios se esfuerzan por reseñar el consenso existente entre algunos de ellos y contados personajes de la clase política. ¿Qué pasaría si quisieran reseñar otras opiniones sobre la política económica como las de los movimientos sociales o los pueblos del interior? Seguramente su consenso volaría por los aires y tendrían que buscarse otro país para sustentar los titulares.

            De aquí al debate electoral mismo quizás no quede otra cosa que hacer un esfuerzo de ampliación de esta escena pública con voceros de nuevos sectores para que pueda, efectivamente, haber un debate plural. De lo contrario, el elector verá drásticamente reducidas sus posibilidades de información y la derecha tendrá condiciones para manipularlo y hacer que algún improvisado vuelva a vendernos sebo de culebra.

23 Mayo 2005

      

 

Lima - Perú - 2005