MUTACIÓN MUNDIAL
Escribe: Milciades Ruiz
Los humanos han creado máquinas, que
replican procesos naturales, pero muchos las usan, ignorando los principios
de su funcionamiento. Esos principios no son humanos. Emanan del universo.
El desconocimiento de los principios naturales, dificulta entender el manejo
de la maquinaria de dominación capitalista. Pero, por encima de lo humano,
la ley natural se cumple en todo, incluyendo lo político.
En el
universo, todo tiene un límite. Cuando un caso excede sus límites, eclosiona.
Así, ocurren los desastres naturales y también los cambios cuantitativos y
cualitativos. Ocurre con el exceso de fuego al cocinar alimentos, convertidos en
carbón. La delincuencia, es sub producto de la maquinaria capitalista, y aumenta
cuando los mecanismos de esta, rebasan su límite de deterioro.
Así, en la
dicotomía capitalista, no puede haber ricos, sin que haya pobres y viceversa.
Son contraparte de la misma unidad, como decir que no hay cara sin sello en una
moneda, pues no puede haber anverso sin reverso, y así, tenemos el sentido del
bien y el mal, blanco y negro, masculino y femenino, izquierda y derecha.
Pretender que desaparezca una de las partes sin que desaparezca la otra es un
absurdo.
La igualdad
de los distintos es otro absurdo. El sistema capitalista de por sí, genera
diversas clases sociales. La desigualdad social es inmanente al sistema, y solo
puede desaparecer eliminando el sistema que lo genera. La calidad de los órganos
de gobierno nacional, es resultado del sistema eleccionario vigente. Seguirá
siendo repudiable mientras persista el sistema que lo genera.
Sabemos
también, que no hay nada absoluto. Ni blanco, ni negro, absolutos. Pero entre
opuestos, hay una gama de matices, según la predominancia de uno de los dos
colores. Entonces tenemos una escala de grises, según la coloración
predominante. Lo mismo sucede entre riqueza y pobreza, con los consiguientes
matices según disponibilidad dineraria predominante.
Esto, que
vemos entre personas, se puede apreciar también entre grupos sociales y países.
Los países ricos deben su estándar de vida y de poder, a costa de los demás. De
lo contrario no podrían sostener su estatus. Pero la torta es una sola y no
puede haber una parte grande sin quitar a las demás. Inversamente, si estas
crecen, la parte grande mermará.
Esta es la
disyuntiva de los países dominantes. Mantener su predominancia, a toda costa,
porque si hay empoderamiento de los dominados, automáticamente disminuirá el
estándar de vida y poder del dominador. Mantener esta relación de dominio ha
sido siempre una atadura histórica, y para ello, los países dominantes han
recurrido a toda especie de artimañas, incluyendo las militares.
Pero todo
tiene un límite. Si las ataduras ya no resisten la presión, la ruptura es
inevitable. EE UU ha llegado a un límite estructural. Hace todo lo posible para
mantener su predominancia, pero ya no puede más. Los pueblos caribeños, a los
que ha exprimido por siglos rompen las ataduras e irrumpen, volcándose en
migración masiva incesante invadiendo el otro lado de la balanza donde el
depredador debilitado tiene lo que les falta a los desesperados
centroamericanos.
Lo mismo
sucede en los países europeos, invadidos por los migrantes africanos. Es un
dolor de cabeza para los racistas. La corriente migratoria generada por el
desbalance de riqueza y pobreza, no puede ser contenida. El número de migrantes
que arriesgan su vida cruzando el Canal de la Mancha, en pequeñas embarcaciones
va en aumento. De 229 en 2018 pasó a más de 28,000 en 2021.
Por eso, el
primer ministro de Inglaterra, Boris Johnson, pretende disponer que cualquier
persona que solicite asilo huyendo de guerras o, ingrese ilegalmente, será
deportada a Ruanda” (África). A esto se opone el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos al que Inglaterra está afiliado, por considerar que esta medida es
cruel, inhumana y no resolverá el problema migratorio, que es estructural.
Hay pues,
una movilización estructural mundial que está cambiando la fisonomía de la
humanidad. La migración es un desborde social. Ello sucede porque en el régimen
capitalista vigente, las condiciones de vida son extremadamente desiguales, a
tal punto que la inclinación de la balanza ocasiona el derrame migratorio. Esta
desigualdad mundial mantenida por opresión, hace que la contraparte busque
alternativas de salida.
Es así
como, países como China y Rusia, fueron creando sus propios espacios, lo que
significa restar espacio a EE UU. Lo vemos muy claramente en América Latina,
donde ha avanzado la influencia de estos países, sin que EE UU pueda evitarlo.
Esto ha descolocado el ordenamiento mundial en el que la hegemonía
estadounidense, era y aún es, predominante.
Por ley
natural sabemos que los polos del mismo signo se repelen, pero cuanto más
avancen los nuevos poderes, disminuye el poderío de EE UU. El paralelismo de
dominio, ha ocasionado la invasión rusa a Ucrania, evidenciando la debilidad
norteamericana y de su férula europea. No se atreven a ir más allá del precario
apoyo que prestan a Ucrania, a costa de endeudamiento, con armamento de
descarte, porque no están en condiciones de imponerse.
Pensaron
hundir a Rusia con represalias de todo calibre, pero los resultados son adversos
y los hundidos son los represores que, acusan graves daños de efecto contrario.
Hoy luchan contra la inflación que provocaron y la hegemonía del dólar en las
reservas internacionales se está reduciendo, a la par que se fortalece la moneda
rusa. Las represalias como arma de guerra repercute contra sus economías,
teniendo que retroceder disimuladamente.
Una
situación de predominio, puede durar un momento o muchos años, pero todo lo que
nace se desarrolla, adquiere su esplendor, decae y finaliza al terminar su ciclo
de existencia. El predominio de EE UU va llegando a su fin y el proceso es
irreversible. El fracaso de la “Cumbre de las Américas” convocada por EE UU, es
prueba de la declinación de su influencia y la ola izquierdista en Latinoamérica
empeora su situación.
Los
socialistas doctrinarios nunca pierden su convicción porque la ley natural es
inexorable. La base científica de esta ideología emana de los principios
naturales. Una errónea interpretación y aplicación de estos, conduce al fracaso.
Si hay coherencia, habrá certeza. Por ello, están seguros que el ciclo
capitalista llegará a su fin como los ciclos que lo precedieron.
Disculpen que haya tenido que relacionar la
temática, con dichos principios, para explicar lo que para muchos es muy
sencillo. Pero, pensando en las nuevas generaciones, lo didáctico facilita la
comprensión, cuando nos falta experiencia. Lo dicho en esta nota es discutible,
todo depende del cristal con que se mire. Bienvenida la discrepancia. De ella
también se aprende.
Junio 22. 2022