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¿Por qué fracasó el Referéndum de Regiones?
Por: Hugo O'Connor

 

Lo que mal empieza mal acaba  

Nadie en el Perú puede estar contento con el fracaso del Referéndum de Regiones.

Para los que creemos en el desarrollo sostenible del país, la regionalización es una tarea ineludible, cuyo efecto principal deberá ser la descentralización a todo nivel, incluyendo el repoblamiento del territorio.

No hay peor ciego que el que no quiere ver

Viene a mi memoria, un día a fines del 2001, cuando trabajaba en Ayacucho y pedí a unos amigos entrevistarme con el congresista Walter Alejos. Mi interés era mostrarle una propuesta (1) de regionalización que había venido elaborando desde comienzos del 2000, fruto de una investigación sobre la historia reciente de los intentos de regionalizar y del origen de los departamentos.

Una vez que tuvo el documento en sus manos, Alejos lo hojeó y se apuró en manifestarme, algo así como: "Esto ya no procede, todas las bancadas ya nos hemos puesto de acuerdo en que los departamentos van a ser regiones" y dio por concluida la conversación, sin lugar a dialogar.

A partir de ese momento difundí esta propuesta en diversos espacios, incluyendo exposición en conferencias e Internet y una ponencia en el Congreso de Geografía, realizado en el Cusco.

En el tiempo transcurrido hemos encontrado mucho silencio de parte de intelectuales y políticos.

El fracaso de este intento de regionalización tiene causas a su interior

Una característica del idealismo filosófico consiste en buscar causas de los procesos al exterior de las cosas. Por el contrario, los avances o retrocesos obedecen a causas internas.

Este último proceso partió mal, no necesariamente por errores de procedimiento sino por el inmediatismo político, fruto de una de tantas promesas toledistas. Esta vez, se dijo (como con el TLC), debe salir la regionalización "si o si".

Si tratamos de ser rigurosos sobre lo sucedido, podemos ubicar las causas en lo siguiente:

1.- Se optó por crear 24 supuestas regiones a partir de los viejos y decrépitos departamentos. El efecto no podía ser otro que formar presidencias y consejeros regionales que iban a desarrollar sus propios intereses de burocracia y mezquindad de grupo. Esto explica la doble faz que adoptó el APRA, apoyando el proceso y a la vez obstruyéndolo.
2.- No se ha realizado a la fecha, el diagnóstico de las circunscripciones políticas que nos han regido desde inicios de la república y su relación con el modelo económico imperante. Ni siquiera se abrió el debate de los fundamentos de lo que se entiende por región. Tampoco se hizo la crítica de los procesos de regionalización anteriores y sus respectivos fracasos, incluyendo a la propuesta del gobierno aprista que es muy parecida a la actual.
3.- Se ha dado la espalda a los criterios de transversalidad y cuenca, sin entender en absoluto que son elementos que favorecerían la integración de distritos y provincias alrededor de la ampliación del mercado interno.
4.- Cerrazón en no aceptar las críticas, especialmente el CND, a cuyo director, se le manifestó los problemas que iba a traer este proyecto mal planteado.
5.- Nuestro pueblo desarrolla cotidianamente su vida, comercio, costumbres, etc. al margen de esos departamentos y ve con gran desconfianza las denominadas macro-regiones, la cual ha crecido por los errores del  mismo proceso.

 

 

 

 

 

 

 

(*) Para mayor información sobre la tesis de regionalización que sostenemos, puede ingresar a la opción Artículos y Ponencias o directamente a: www.encuentroperu.org/regionalizacion.htm