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EL ARRAIGO DE LA CORRUPCIÓN EN EL PERÚ

 

 

 

Por: Hugo O'Connor Salmón

1.- Introducción

Por corrupción se entiende “toda acción humana que transgrede las normas legales y los principios éticos, con la finalidad de extraer un beneficio personal o para personas relacionadas”.

Hay de todos los tamaños y niveles. A veces solo se ve a funcionarios públicos comprometidos en estos actos delictivos. Sin embargo, sin llamar al escándalo periodístico, se presenta en cotidianos comportamientos: evasión de impuestos, coima al policía (el que ofrece y el que acepta son parte del problema).

Un caso emblemático se da en la buena pro de obras públicas. En estas transacciones “bajo la mesa” las modalidades han ido superando a la imaginación: inflar presupuestos con partidas extra o adendas, con el fin de ampliar el margen del reparto, en directo perjuicio del erario público, (que lo pagamos todos).

La viveza criolla, tan propia de nuestras latitudes, demuestra su eficacia en que sortea controles, auditorías y secretos bancarios, para borrar huellas y no dejar rastro de la transacción.

En el argot popular quedan frases célebres que nadie reclama su paternidad, como “no importa que robe si hace obras”, “la plata llega sola” o lo que le dice un exfuncionario a un congresista que le está filmando: “Hermano, tienes cinco palitos sin mover un dedo”.

En este tejido social enfermo de corrupción, hay actores principales y secundarios. El Poder Judicial, infestado por décadas con tinterillos, ejercen la abogacía del delito, fabricando recursos de nulidad, prescripción de los juicios, ocultamiento de pruebas, generando irregularidades en los debidos procesos, para volver a fojas cero los trámites o alargarlos indefinidamente, etc.

Pero ellos no actúan solos. Están los medios de prensa que apuntan solo a los operadores de la corrupción para proteger a los cabecillas, a los que pomposamente conceden entrevistas, para contrarrestar las acusaciones, intentando limpiarlos ante la opinión pública. Se liberan cientos o miles de acusados de narcotráfico a cambio de dinero, pero el que autoriza los indultos está blindado y goza de inmunidad (o impunidad).

Determinados partidos políticos, nuevos y antiguos, han traspapelado sus programas o nunca los tuvieron, para convertirse en bandas que protegen a sus asociados. En la memoria están nombres como Carlos Langberg, Jorge Idiáquez, Agustín Mantilla, Leonel Figueroa, Héctor Neira, Vladimiro Montesinos o más recientes como Joaquín Ramírez, que gozan de libertad e impunidad, al igual que 2 ex presidentes de la República, Toledo y García.

2.- ¿Cuan enraizada está la corrupción en la gente común?

El nombre de estos y otros cabecillas y operadores de la corrupción a nivel de funcionarios públicos y empresas privadas han quedado grabados en la denominación de asentamientos humanos, asociaciones de vivienda, mercados, comedores populares y urbanizaciones tanto en Lima, como en las ciudades más pobladas del país.

Así tenemos por ejemplo, en el pueblo Huancarqui (Castilla, Arequipa) hay un Comedor Popular con el nombre de “Laura Bozzo”, ubicado en el barrio “El Chino” en honor al reo recientemente indultado.

En Surco, AH Alberto Fujimori; en Ventanilla los AAHH Alberto, Kenyi y Keiko Sofía Fujimori; en La Perla, Callao, Urb. Alan García Pérez; en Piura AH Susana Higuchi; en San Juan de Lurigancho,  AH Alberto Fujimori; en ciudad Constitución, Jr. Alberto Fujimori; en Paita, Av. Alan García; en Chiquitoy, La Libertad, AH Alan García; en El Porvenir, Trujillo, Mercado Alan García; en Alameda de Carabayllo, AH Alberto Fujimori; en Pucallpa, Plaza Laura Bozzo; en Ancón, sector Keiko Sofía Fujimori, etc.

¿Cómo sucede esto?, en vez de nombres de héroes o personas ilustres que han hecho en vida importantes aportes a la nación, se denominen a calles, plazas, mercados, asentamientos humanos con personajes ligados a la corrupción.

¿Qué mecanismo programado o espontáneo, determina estos vergonzosos toponimios? ¿Las Municipalidades de estas ciudades aprobaron estos nombres para lugares públicos?

La mayoría, sino la totalidad de estos lugares, son barrios populares. Lo aún más preocupante para el futuro inmediato del país es ¿a razón de qué, la población de menores recursos acepta y/o adopta el nombre de gente corrupta o familiares, que ejercieron funciones públicas, para saquear nuestros recursos y utilizaron dinero de la corrupción? ¿Será que no estamos enterados que estos son los nuevos héroes de un Estado enteramente corrupto, tolerante con el narcotráfico, en camino a ser narco-estado?

Y es que lo más grave es que en los procesos electorales recientes, la gente de mediana y extrema pobreza decide votar por estos personajes.

Adelantando opinión, la explicación puede partir de la baja conciencia o cultura política de amplios sectores de la población, que viven en la emergencia de asegurar el pan del día siguiente y aceptan el chantaje de los partidos y políticos corruptos, para dar su voto a cambio de dádivas (canastas, tappers con dinero, festivales con artistas contratados para las campañas proselitistas donde, lo que menos se dice es que piensan hacer del país.

Comprar votos es en la práctica, comprar conciencias. El que consigue (de la forma que sea), más dinero contante y sonante, es el que obtiene más votos. Así se obtiene mayoría parlamentaria, con el fiel apoyo de los medios de comunicación, que en alguna ocasión también fueron favorecidos por estos mismos líderes de la corrupción.

3.- ¿Qué Hacer?

Persistir en la labor de denuncia de los lazos ocultos que unen a todos estos personajes y sus pactos secretos para mantenerse en el poder político. Corrupción e impunidad son dos caras de la misma moneda, la degradación moral de la sociedad. Son un vil ejemplo que la viveza triunfa. Nuestra juventud merece todo lo contrario, destacar la honradez de nuevos líderes ajenos a la criollada, identificados con los intereses de los sectores populares y el ejemplo de líderes que nos dejaron sus trayectorias limpias: Alfonso Barrantes, Valentín Paniagua, Raúl Wiener, Javier Diez Canseco, Genaro Ledesma, Carlos Malpica, María Elena Moyano y muchos otros. Difundamos en la juventud sus vidas al servicio de los más necesitados y dialoguemos con ellos, la mejor manera de honrar sus memorias.

Abrir el debate en municipalidades y asentamientos para el renombramiento de lugares públicos que estén usando nombres de corruptos. Reemplazarlos por personas de conducta intachable.

20 Abril 2018

"Solo conoceremos nuestra verdadera estatura cuando nos pongamos de pie"