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Hora de tomarle cuentas a Alan García Pérez Carlos Angulo Rivas |
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La declaratoria del Estado de Emergencia, la salida de las tropas a las calles o sea la militarización del Norte del país, cuatro muertos y más de 150 detenidos para aplicarles “todo el peso de la ley” según el primer ministro Del Castillo, nos expresan con desfachatez que el gobierno de Alan García Pérez está decidido a continuar imponiendo su corrupto programa neoliberal contra viento y marea. Más aún cuando acaba de declarar que “la conciliación es caer en la mediocridad y que lo resultados del bienestar general del país se verán con toda seguridad el año 2050” o sea cuando, nosotros los adultos responsables de permitir esa “gran obra privatizadora” estemos todos muertos, inclusive el promotor de este desastre: el hoy, para desgracia peruana, presidente de la república. Lo extraño de este comportamiento es que los ministros involucrados y el ujier Jorge Del Castillo que hace las veces de Primer Ministro, llaman a los dirigentes gremiales a conversar cada vez que la coyuntura se vuelve un hervidero de protestas y entonces firman actas que nunca se cumplen, pues, cómo honrarlas si Alan García ha dicho que no habrá conciliación. Por ejemplo ¿pueden los ministros dar solución a la plataforma del Paro Nacional Agrario, cuyas reivindicaciones se resumen en rebajar los altos costos de los fertilizantes, de la maquinaria agrícola, evitar el remate de tierras por la deuda agraria y anular las medidas que sobrevendrán por aplicación del Tratado de Libre Comercio firmado con Estados Unidos o sea de la competencia desleal de productos agrícolas extranjeros subvencionados? La respuesta a la pregunta es una sola: no podrán. Entonces, a las tantas farsas acumuladas, por ejemplo los acápites el programa del “cambio responsable” incumplidos en su totalidad, se agrega una más ¿a qué juega el gobierno? A una sola cosa, continuar la gran estafa nacional. La segunda elección de Alan García perdonado de sus latrocinios e enriquecimiento ilícito gracias a la prescripción decretada por los jueces supremos corruptos nombrados por el asesor delincuente, hoy preso, Vladimiro Montesinos y el procesado Alberto Fujimori, fue producto de un pacto secreto con la oligarquía y la plutocracia que desplazó a Lourdes Flores, asimismo, con el imperialismo norteamericano en su afán de aislar al presidente Hugo Chávez. Así este individuo también acusado de innumerables crímenes de lesa humanidad durante el período 1985-1990, llegó a la presidencia mediante un doble fraude electoral, en las mesas de escrutinio contra Lourdes Flores en la primera vuelta y mediático-contable (la media y el aparato del Estado a favor) en contra de Ollanta Humala, un candidato coyuntural, débil y desorientado ideológicamente. Lógicamente, el compromiso asumido por García Pérez fue continuar la obra privatizadora de Alberto Fujimori y Alejandro Toledo, en contra de los intereses del país y a favor de las transnacionales, el neoliberalismo y la globalización. Pero en esta condición de abanderado de los intereses imperiales en el Perú, Alan García Pérez sorprende a todos, a propios y extraños, con una eficiencia invalorable, ni siquiera exigida por la Casa Blanca; y por supuesto, debemos admitir que nos choca e impresiona la “fiebre privatizadora” de este avezado delincuente y falsificador político, pues viene superando ampliamente a sus antecesores (Fujimori y Toledo) que ya es decir bastante.
En Madrid, hace apenas cuatro semanas,
Alan García Pérez fue recibido por funcionarios de segunda en el aeropuerto
de Barajas y a pesar del desaire declaró solemnemente “vengo a pedir que
regresen las carabelas de Cristóbal Colón, ahora en forma de inversiones”
sin darse o dándose cuenta, para el caso es lo mismo, del significado de sus
palabras, cuya traducción no puede ser otra que: NECESITAMOS UNA NUEVA
COLONIZACIÓN. Luego de regreso, pisando Lima y todavía ufano de sentirse
inteligente, lanzó un reto a debatir con el presidente Hugo Chávez para
demostrar que su servidumbre total a los imperialistas de todos los pelajes
era mejor que los esfuerzos de la revolución bolivariana, de las
nacionalizaciones en Bolivia y de los replanteamientos políticos en Ecuador
y Nicaragua. Indudablemente, se equivocó al buscar el contendor,
sencillamente, porque un presidente revolucionario esforzándose al máximo
por cambiar su país, nada tiene que discutir con un demostrado lacayo de los
reyes y de George W. Bush. Tal vez en su pretensión polémica podría
demostrarle su eficiencia a su congénere Álvaro Uribe, a ver quién gana la
medalla de Washington. Ya se las traía porque al partir a Madrid dijo sin
ton ni son, para darse vuelo internacional, Chávez puede hacer lo que hace
porque tiene petróleo y de regreso afirmó retando a polemizar “la economía
peruana le comprobará al gobernante de Venezuela que se equivocó y lo peor
que puede hacer uno cuando es presidente es exportar sus ideas.” La cuestión, fuera de polémicas, es que Alan García hoy en día está metido en un lío de nunca acabar y advierte sentenciosamente que no va a conciliar con nadie aunque, mañosamente, envía a sus ministros a apagar incendios, lo cual indica que las conversaciones de ellos son baboserías y nada más. Durante su primer año de gobierno tuvo un paro nacional de proporciones y el 28 de julio pasado pidió una tregua social, no concedida por nadie, pero de pura suerte lo salvó del caos la desgracia del terremoto en el sur chico, departamento de Ica, que dicho sea de paso, a pesar de las sumas recibidas en donaciones y presupuestales espaciales no ha sido reconstruido ni en el 15%. O sea, pues, tercamente, para cumplir con su “fiebre privatizadora” y la tontería política del “perro del hortelano” a) enfrenta un paro nacional agrario (militarización decretada) debido al bloqueo de las principales carreteras de todo el país; b) el anunciado paro regional del Cusco debido a ley 29164 de privatizar el patrimonio cultural nacional y actualmente bloqueado el acceso a Machu Picchu y zonas arqueológicas por el paro agrario con cientos de turistas varados; c) la movilización de los profesores de la Educación Pública y el desacato de los gobiernos regionales por el decreto supremo 004-80 del ministerio de Educación dirigido a seleccionar sólo profesores apristas y enfrentar al magisterio nacional representado por el SUTEP; d) el rechazo a la ley de la selva (privatización de los bosques y sus recursos naturales; e) el rechazo a un ministerio del medio ambiente, disfraz que protegería a las mineras y la polución en la agricultura; y por último, f) la torpeza de pretender privatizar la propiedad ancestral de las tierras de las comunidades campesinas convulsionará los Andes. Todo ello, como se observa, configura un inevitable panorama de caos. Sin embargo, frente a un sólido auditorio compuesto por la flor y nata de los empresarios españoles y de otros países europeos, durante su visita a Madrid, Alan García los trató de convencer afirmando: “el Perú es una casa segura para las inversiones, frente al desorden de algunos de nuestros vecinos latinoamericanos” en clara alusión a Venezuela, Bolivia y Ecuador; acusando a sus respectivos gobiernos de pensamientos primitivos en la apuesta por ganar un TLC unilateral con la Unión Europea obviando a la Comunidad Andina CAN que antes defendía; oportunismo innato denunciado por su íntimo colega colombiano Álvaro Uribe. ¿Puede ser una casa segura para las inversiones el caos social que actualmente exhibe el país? ¿Cree García Pérez que la militarización del país es suficiente para dar esa pregonada seguridad? ¿Piensa seguir en el gobierno a punta de promesas falsas y apagando incendios en diálogos forzados llenos de mentiras, cada vez que se presenten huelgas, paros y protestas populares? ¿Piensa García Pérez seguir asesinado dirigentes gremiales y campesinos a fin de imponer su malhadada “fiebre de privatizaciones? ¿Puede llamarse inversiones sanas y fructíferas para el desarrollo del país la subasta de los recursos naturales y hasta del patrimonio nacional cultural? La cuestión de fondo, ya no son los paros o las movilizaciones sociales del caos nacional exhibido en esta última semana, sino la prepotencia de un gobierno encaramado en la férrea dictadura del capital nacional y extranjero. Lo demuestra la encuesta de la Universidad Católica, donde la desaprobación del presidente en los sectores C, D, y E, los más pobres del país, llega al 80% indicación de que García Pérez gobierna apenas para el quinto superior de la población, mientras, con seguridad, piensa “gobernar” a balazos a los llamados revoltosos y comunistas. En un país industrializado como Francia, el gobierno tiene miedo a la población y la respeta; en el Perú la población le tiene miedo al gobierno y por ello el presidente sin respaldo alguno abusa, pero aquello debe terminar con un ¡ALTO! o como dicen los norteamericanos ¡STOP! Tomar cuentas a García Pérez es lo más sencillo del mundo: casi nadie lo quiere y menos cuando burlándose de la mayoría nacional pretende imponer las reglas de juego que fueron rechazadas por el 75% de la población en las elecciones generales que robó a la mala en contubernio con la oligarquía y la embajada norteamericana en Lima. La fórmula del referendo revocatorio entra en vigencia acercándonos ya a la mitad de su fraudulento mandato o de lo contrario puede, también, correr la suerte de un Sánchez de Losada en Bolivia o un Fernando de la Rúa en Argentina.
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20 de febrero de 2008 - Carlos Angulo Rivas - reppam@mountaincable.net | |||
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"Solo conoceremos nuestra verdadera estatura cuando nos pongamos de pie" |
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